jueves, 14 de enero de 2016

Hacienda y todos nosotros

Efectivamente, el «Hacienda somos todos» fue un spot publicitario, un contundente y pedgógico slogan que tuvo más impacto que todas las prédicas morales y políticas en torno a la relación entre los derechos y deberes de la ciudadanía con relación al fisco. Hasta el punto que una buena parte de la ciudadanía ha interiorizado lo positivo que se desprende de la citada frase. Por lo que definirlo como puro y simple artificio publicitario es una argucia de baja estofa leguleya. Es lo que han hecho con celo de rábulas altos funcionarios del Estado en la primera sesión del juicio del caso Noos. Y, peor aún, ni siquiera han sido amonestados por las máximas autoridades políticas españolas.

Y más preocupante es, todavía, que tal razonamiento –la afirmación de que sólo es un spot publicitario--  se utiliza como dogmática jurídica para ventilar el caso de la señora Cristina de Borbón y Grecia.  Y de ahí pasar, por sospechosa inferencia, a que el supuesto o real delito de esta señora no ha dañado la condición concreta de la ciudadanía y la relación de esta con las políticas económicas y sociales. O sea, que el erario público deshace el camino y vuelve a presentarse como la famosamente antañona de la «pólvora del rey». Es decir, Hacienda es el patrimonio del rey o algo abstracto que no tiene dueño conocido y reconocible.


Repetimos: lo más grave, a mi juicio, es la dogmática jurídica, la justificación, que han usado tanto el fiscal como la abogacía del Estado para salvarle los muebles a la doña. Que, en mi opinión, hace trizas el estatuto epistemológico tanto del fiscal como de la abogacía del Estado. Y porque, además, quiebra la vinculación entre la fiscalidad y las políticas de Estado de bienestar, amén de gratificar la elusión y la evasión fiscal. Así las cosas, se vuelve a los tiempos en que el elusor era visto en algunos casos como un pícaro o un héroe a imitar difusamente. Así pues, desde el mismo Estado, representado por el fiscal y su abogacía, pueden sentar doctrina para quienes ideológica y políticamente exigen menos Estado.