Considero francamente negativo la amplitud de la “política de chequera” que, desde hace tiempo, está llevando a cabo el gobierno de Zapatero. Sin ir más lejos, ayer se abordaba desde este artefacto, llamado blog, algunas preocupaciones al respecto. Hoy iremos por un camino diverso en nuestra amable crítica a la mencionada política cuya definición nos ahorramos por suficientemente sabida. Las Comunidades Autónomas, por su parte, tampoco se andan con remilgos: de un lado, crean nuevos espacios para su particular talonario y, de otro lado, pujan al alza de aquellos cheques que se deciden más arriba. Así pues, estamos ante una subasta de proporciones gigantescas que entra en competencia con las bases de un welfare racional, eficazmente protector y económicamente sostenible.
Por lo demás, resulta chocante que mientras se habla de “un nuevo modelo económico” (sin que, ciertamente, nadie haya apuntado en qué consiste) se eche mano a medidas de beneficencia glamourosa, por ejemplo: las ayudas a quien quiera comprarse un coche. U otras por el estilo que, como es natural, concitan el embelesamiento de los operadores económicos que resultan beneficiados al tiempo que originan una amplia cohorte de los todavía no subvencionados bajo el potente lema “¿qué hay de lo mío”? de hondas raíces celtibéricas. Me dicen los responsables del Club Náutico de Parapanda que están recogiendo firmas en su cahier de doleances para que sean subvencionados los mesocráticos barquitos de vela.
Me lo dijeron ayer las lenguas de doble filo, robándole el constructo al maestro Rafael de León: esta política de chequera es bilingüe. De un lado, se orienta a compensar al pueblo mondo y lirondo –asimétricamente, por supuesto—por el welfare bussines que se endosa a los de arriba; y, de otro lado, podría ser la zanahoria electoral.
Radio Parapanda dedica esta canción, con aparente malevolencia, al público en general. Canta Miguel de Molina: La bien pagáPor otra parte, atención a la NUEVA DIRECTIVA DE LOS COMITES DE EMPRESA EUROPEOS en la voz de nuestro Simón Muntaner, asesor jurídico de esta emisora.
1.-- Nuevamente el presidente del Gobierno ha planteado la
necesidad de “un gran acuerdo sobre el modelo de crecimiento económico”; sin ir
más lejos, eso fue una de las cosas importantes que dijo ayer en Albacete.
Comoquiera que, desde estas páginas, hemos alentado a dicha operación y hemos
animado a Ignacio Fernández Toxo a insistir en su propuesta de un pacto
nacional sobre el empleo y la crisis, nos concedemos una bula parcial para
volver sobre tan notorio asunto.
Es preciso que Zapatero se meta urgentemente en harina. ¿Qué
quiere decir que el gobierno convocará “en las próximas semanas” a los
dirigentes empresariales y sindicales para ponerse manos a la obra? Desde
luego, hemos de convenir que las próximas semanas son por definición las próximas
semanas. Pero la experiencia nos enseña que el presidente percibe el paso del
tiempo de una manera un tanto particular, como si ese lapso de tiempo estuviera
relativizado por la inmensidad de lo que es eterno: algo así como que, desde la
caída de Constantinopla hasta nuestros días, han pasado unas pocas semanas. En
todo caso, empeñada la palabra presidencial –y valorando su tan claro como
enérgico planteamiento de que no habrá recortes sociales— sólo nos queda que
nuestro amigo Lucho Gatica, contra su
costumbre, haga que el reloj marque las horas. No hace falta argumentar en
demasía: la crisis no tiene la cortesía de esperar. Pero, además, dado que el
presidente viene reiterando este planteamiento desde hace semanas, es lógico
suponer que en la alacena de las organizaciones sindicales y empresariales
están –viendo pasar el tiempo como la
Plaza de Alcalá— los asuntos a negociar. Bien, esto nos lo
imaginamos prudentemente.
2.-- También en Albacete el presidente Zapatero ha hecho otro
planteamiento que requiere una serena meditación: la renta mínima de inserción
dependiente de las comunidades autónomas.
Vamos a detenernos un momento: en principio es preciso aclarar que no
estamos en ninguna de las fuertes variantes de lo que algunos conocen como la
renta básica por la que tanto están batallando mi amigo Daniel Raventós y Phillips van Parijs, entre otros; más bien parece referirse a
lo que está legislado en ciertas comunidades autónomas como, por ejemplo,
Catalunya y Euzkadi. Pues bien, se me abren dos interrogantes: uno de método,
otro de fondo.
En los últimos tiempos estamos observando un extraño planteamiento: el
gobierno central endosa toda una serie de medidas de a las comunidades
autónomas en una, como mínimo, extralimitación de las funciones y poderes de
aquél. Lo que, en mis limitadas entendederas, no tiene buena cara, incluso si
las comunidades tuvieran (que no es el caso) un adecuado sistema de financiación.
Estamos ante una práctica legiferante invasiva que merecería la calificación de
extrañamente constitucional. Más todavía, se trata de una serie de decisiones
tomadas de manera unilateral. Pero hay algo cuya complejidad no nos es dado
ignorar y, ni siquiera, mirar por el rabillo del ojo. No es buena cosa que el
presidente Zapatero haga jugar al Parlamento un papel del que, en mi opinión,
carece. Así las cosas, se provoca: un conflicto absurdo de legitimaciones; una
visible desestabilización de las instituciones representativas del Estado; una
confrontación en el sistema de regulación jurídica; una confusión entre los
representados y los representantes. Elementos todos ellos que pueden llevar a
islas de Estado confuso. Estaríamos ante una desmesura que podría contener --en
palabras que utiliza Boaventura de Sousa Santos, para otros menesteres, en
"Sociología jurídica. Por un nuevo sentido común en el derecho"
(Trotta, 2009)-- "la semilla de la frustación de las promesas
incumplidas". Del viejo, el consejo: alguien con buena mano debería
recomendar al presidente Zapatero una buena contención de su hybris. Dicho así queda suficientemente educado
y cortés. Esto en cuanto al método.
En lo atinente al fondo: es conveniente, sobre todo, saber qué es
prioritario, más factible y más eficaz. Digo con una cierta tartamudez en mis
palabras: ¿qué es más conveniente poner en marcha una renta mínima de inserción
o afianzar, más y mejor, algunos de los amortiguadores sociales ya existentes,
aunque sea de manera coyuntural? Por ejemplo, el seguro de desempleo. De este
modo tendríamos: a) un finalismo más claro, y b) menos burocrático, porque
existe la infraestructura administrativa y de gestión. ¿Hace falta argumentar
más?
Sea como fuere, lo importante es que el motorista salga de la Moncloa, aunque bastaría
con un sms o un correo electrónico que dijera: “Hola, quedáis convocados pasado
mañana. Venid con la cabeza clara, la frente despejada que nos ponemos manos a
la obra”. Porque, en caso contrario, las próximas semanas parecen muy lejanas. Cándido y Toxo --me juego lo que sea-- no tardarían ni un
periquete en llegar.
Radio Parapanda, en su sección de discos dedicados, pone
en antena, una bella pieza musical, dedicada a la promoción de licenciados en Derecho de la Facultad de Albacete. Se acabó la carrera, no el
estudio: Haendel
Le Messie Hallelujah Handel Aleluia Alelluia. Nos vemos el día
5 de Junio.