Que el eje central del Congreso del Partido socialista europeo haya sido “la Europa social” y que recientemente Ségolèn Royal haya puesto especial énfasis en las cuestiones sociales, parecen indicar que algo se mueve en el socialismo europeo. Naturalmente todavía es pronto y las señales no son aún suficientes para hablar, en mi modesta opinión, de un giro con todas las de la ley. De ahí que, a la pregunta que me hicieron el otro día sobre si el PSE se estaba moviendo hacia la izquierda, respondí que por lo menos me parecía un giro hacia la realidad.
Efectivamente, como mínimo me parece que hay un giro hacia la realidad en el hecho mismo de que en Oporto las discusiones se hayan centrado en la Europa social; y digo tres cuartos de lo mismo cuando la Royal plantea la necesidad de las 35 horas semanales, es decir, mienta la bicha en la mismísima Francia.
¿Es suficiente? Me parece que no, pero algo se va moviendo... Pues, sí. La candidata socialista a las elecciones presidenciales francesas ha abordado dos temas en sus coloquios por esos mundos de Dios: la democracia participativa y, como se ha dicho antes, la semana de las 35 horas. Ambos temas –ha dicho la Royal-- “representan un formidable progreso social”. Francamente, ¿cuánto tiempo hace que no se oían estas cosas?
Hará bien el personal en estar atento: cuando te encuentras en la oposición abundan los lenguajes exuberantes. Pero, por otra parte, afirmo que es irredenta la cultura de la desconfianza apriorística. De momento se está moviendo, después de un letargo demasiado largo, la sintaxis. Hasta la presente, creo yo, era aproximadamente homeostática.
Quiero decir lo siguiente: lo mejor es que la gente apriete. Lo que excluye la confianza gratuita y el escepticismo paralizante.
Efectivamente, como mínimo me parece que hay un giro hacia la realidad en el hecho mismo de que en Oporto las discusiones se hayan centrado en la Europa social; y digo tres cuartos de lo mismo cuando la Royal plantea la necesidad de las 35 horas semanales, es decir, mienta la bicha en la mismísima Francia.
¿Es suficiente? Me parece que no, pero algo se va moviendo... Pues, sí. La candidata socialista a las elecciones presidenciales francesas ha abordado dos temas en sus coloquios por esos mundos de Dios: la democracia participativa y, como se ha dicho antes, la semana de las 35 horas. Ambos temas –ha dicho la Royal-- “representan un formidable progreso social”. Francamente, ¿cuánto tiempo hace que no se oían estas cosas?
Hará bien el personal en estar atento: cuando te encuentras en la oposición abundan los lenguajes exuberantes. Pero, por otra parte, afirmo que es irredenta la cultura de la desconfianza apriorística. De momento se está moviendo, después de un letargo demasiado largo, la sintaxis. Hasta la presente, creo yo, era aproximadamente homeostática.
Quiero decir lo siguiente: lo mejor es que la gente apriete. Lo que excluye la confianza gratuita y el escepticismo paralizante.