miércoles, 31 de enero de 2007

LUCES Y SOMBRAS DE LA ACCIÓN SINDICAL

No es infrecuente que la firma definitiva de los convenios colectivos esté precedida por referendums o diversas formas de consulta a los asalariados en la empresa. Por lo general, los trabajadores suelen votar en sintonía con la petición de sus representantes. Vale la pena decir que, según confirman los datos, Comisiones Obreras ha contagiado al resto de las organizaciones sindicales con esta forma de proceder, de la misma manera que Ugt, a su vez, ha contagiado también con otros estilos a CC.OO.
Este procedimiento suele fortalecer la acción sindical y la del comité de empresa, especialmente en ocasiones peliagudas. Por ejemplo cuando se demandan una serie de sacrificios al conjunto asalariado o cuando se proponen determinadas discontinuidades contractuales con relación a convenios anteriores.
Y bien, hace pocos días se ha firmado el convenio colectivo en Renault España. Los amigos de dia@dia del boletín de noticias Comfia.info me mandan cumplida información que el lector puede encontrar en el blog amigo siguiente:
Me importa decir que lo más probable es que un servidor, de estar en la misma situación que los firmantes (CC.OO., UGT y la Confederación de Cuadros) hubiera estampado mi firma. Pues no en todos los convenios se pueden tirar cohetes. Ahora bien, hubiera insistido hasta ponerme ronco en la necesidad de proceder a un referéndum en los centros de trabajo. Y, tal como he dicho anteriormente, me hubiera batido para que la respuesta del personal hubiera estado en sintonía con el preacuerdo sindical. Esto, por lo que se ve –según reza la noticia que nos ofrece el boletín de Comfia-- no se ha producido. Quien lo ha reclamado ha sido la CGT. Sospecho que quien más queda señalado es Comisiones. Primero, porque siempre ha ostentado el referéndum y la consulta como un método a generalizar; segundo, porque en estas ocasiones es la organización más sensible.
Pienso que los hechos participativos refuerzan la autoridad y la auctoritas del sindicalismo confederal. Creo, además, que no son un zarzillo de quita y pon. Es más, estimo que debería configurar un estilo de iusindicalismo, y por lo tanto adquirir rango de norma escrita.
Recuerdo, a tal efecto, el importante referéndum de los metalúrgicos italianos en torno a la propuesta de firma del convenio nacional del sector que hicieron las federaciones del ramo de los tres grandes sindicatos italianos. El personal acudió masivamente a votar y lo hizo de acuerdo con lo que se les pedía. Cuando el jurista Pietro Ichino se preguntaba días antes, de manera muy crítica, que dónde estaba el sindicato, le contesté: “Está votando, Pietro”. De hecho, esta manera de actuar era patrimonio casi exclusivo de la FIOM (los metalúrgicos de la Cgil); ahora el resto de las organizaciones lo han hecho suyo. Todos ellos han incrementado el nivel de afiliación. Y así es por lo general. Cuando el sindicato es un instrumento de (y no simplemente para) los trabajadores, las consecuencias suelen ser beneficiosas para el sintagma sindicato – trabajadores.

De ahí que, cuando las cosas no se hacen debidamente, se dan situaciones lastimosas. Por ejemplo, una empresa en la que un sindicato siempre ha hecho elecciones primarias para elaborar su lista de cara a las elecciones sindicales y en una ocasión no lo hace, acaba pagando el (¿descuido?) desliz.