Días atrás, anunciábamos que era inminente un
acuerdo entre la empresa FIAT y el sindicato norteamericano UAW, la
organización de los trabajadores del sector, sobre Chrysler: el sindicato se
haría con el 55% y la empresa italiana con el 35 %. El resto iría al Gobierno
norteamericano y a los acreedores garantizados. El acuerdo está ya a punto de
caramelo, sólo falta cerrar la negociación con la Banca.
El acuerdo prevé una inversión de 8.000 millones de dólares por parte de FIAT, la creación de 4.000 puestos de trabajo entre los trabajadores afiliados al sindicato y la fabricación en las factorías norteamericanas de un modelo de coche FIAT. Por otra parte, Daimler cedería a Ceberus su 19.9 % y a cancelar los 1,5 mil millones de dólares que prestó a Chrysler. Dentro del acuerdo, la firma alemana pondrá, en los próximos tres años, 600 millones de dólares en las cajas del fondo de pensiones de los ex trabajadores de la ex Damler Chrysler. Las contrapartidas en el terreno social ya fueron explicadas en la entrada que citamos más arriba. Por su parte, el sindicato (alemán) dela OPEL dice que no acepta la
reducción de los costes de 1,2 mil millones de dólares prevista en la propuesta
de la empresa. Más exactamente lo que dicen es que no aceptarán la contribución
de los trabajadores sin un claro plan industrial para el futuro de OPEL. Por lo
demás, otro problema es que el sindicato de OPEL considera “indeseable a FIAT,
negligente y poco profesional”. La salida que prefieren los sindicalistas es un
ingreso temporal del gobierno alemán.
A su vez, el amigo Gianni Rinaldini, primer dirigente de la federación metalúrgica dela CGIL ,
es de la opinión que FIAT, antes de lanzarse a esta operación, debería haber
elaborado un plan industrial para sus factorías en Italia. El secretario general
de la CGIL , Guglielmo Epifani –tradicionalmente enfrentado a Rinaldini –
ha expresado una opinión matizada: “el acuerdo entre los sindicatos americanos
y Chrysler, en puertas de un pacto con la FIAT , es un paso adelante, pero hay que pensar en
la producción y el empleo en Italia, salvaguardando sus empresas”.
Sindicalmente hablando nos encontramos, como mínimo, ante dos elementos: una, que un sindicato se va a convertir en el accionista mayoritario de una empresa (en este caso trasnacional); los contradictorios planteamientos que cada organización sindical tiene ante un problema global. Esto último no es noticia, pero en este caso da la impresión que tanto los italianos como los alemanes tienen la lógica desconfianza de que sus empresas se hagan grandes fuera de sus propios países a costa de empequeñecerse en su propio país. Lo que muy particularmente ocurre en Italia: Fiat vuelve a tener problemas, afirman sus dirigentes, debido al carácter errático de la demanda.
Cuestión aparte es que una organización sindical se convierta, como hemos dicho, en accionista mayoritario y, más todavía, de una empresa trasnacional: nada menos que de Chrysler. El sindicato, así las cosas, sería arte y parte: dueño de la mayoría del capital y defensor de la condición asalariada, representante de los Capuleto y los Montesco. Falta por ver qué repercusiones tendrá esta anomalía así en los Estados Unidos como en todo el mundo. Se trata de una serie de novedades que traerán más de un quebradero de cabeza a las organizaciones sindicales de los Estados nacionales y las supranacionales. Por nuestra parte, de momento sólo nos queda recordar que, si bien algunas viejas herramientas de la acción colectiva están en entredicho, no todo lo que viene de nuevo podría tener una orientación de sentido. Por lo demás, sólo queda esperar que no se cumpla un dicho que acostumbraba a poner en circulación mi padre adoptivo, Ceferino Isla, (afamado maestro confitero y exponente de la filosofía post estoica santaferina): "Ni sirvas a quien sirvió, ni pidas a quien pidió". Que, en el caso que nos ocupa, no requiere mayor explicación a creyentes y gentiles.
El acuerdo prevé una inversión de 8.000 millones de dólares por parte de FIAT, la creación de 4.000 puestos de trabajo entre los trabajadores afiliados al sindicato y la fabricación en las factorías norteamericanas de un modelo de coche FIAT. Por otra parte, Daimler cedería a Ceberus su 19.9 % y a cancelar los 1,5 mil millones de dólares que prestó a Chrysler. Dentro del acuerdo, la firma alemana pondrá, en los próximos tres años, 600 millones de dólares en las cajas del fondo de pensiones de los ex trabajadores de la ex Damler Chrysler. Las contrapartidas en el terreno social ya fueron explicadas en la entrada que citamos más arriba. Por su parte, el sindicato (alemán) de
A su vez, el amigo Gianni Rinaldini, primer dirigente de la federación metalúrgica de
Sindicalmente hablando nos encontramos, como mínimo, ante dos elementos: una, que un sindicato se va a convertir en el accionista mayoritario de una empresa (en este caso trasnacional); los contradictorios planteamientos que cada organización sindical tiene ante un problema global. Esto último no es noticia, pero en este caso da la impresión que tanto los italianos como los alemanes tienen la lógica desconfianza de que sus empresas se hagan grandes fuera de sus propios países a costa de empequeñecerse en su propio país. Lo que muy particularmente ocurre en Italia: Fiat vuelve a tener problemas, afirman sus dirigentes, debido al carácter errático de la demanda.
Cuestión aparte es que una organización sindical se convierta, como hemos dicho, en accionista mayoritario y, más todavía, de una empresa trasnacional: nada menos que de Chrysler. El sindicato, así las cosas, sería arte y parte: dueño de la mayoría del capital y defensor de la condición asalariada, representante de los Capuleto y los Montesco. Falta por ver qué repercusiones tendrá esta anomalía así en los Estados Unidos como en todo el mundo. Se trata de una serie de novedades que traerán más de un quebradero de cabeza a las organizaciones sindicales de los Estados nacionales y las supranacionales. Por nuestra parte, de momento sólo nos queda recordar que, si bien algunas viejas herramientas de la acción colectiva están en entredicho, no todo lo que viene de nuevo podría tener una orientación de sentido. Por lo demás, sólo queda esperar que no se cumpla un dicho que acostumbraba a poner en circulación mi padre adoptivo, Ceferino Isla, (afamado maestro confitero y exponente de la filosofía post estoica santaferina): "Ni sirvas a quien sirvió, ni pidas a quien pidió". Que, en el caso que nos ocupa, no requiere mayor explicación a creyentes y gentiles.