Hace años la prensa informó del preocupante nivel de
suicidios de trabajadores en Francia. Al cabo de un cierto tiempo la noticia
fue fagocitada por otros acontecimientos. Ya lo dijo Pepe Marchena en una de sus coplas: “la mancha de la
mora con otra verde se quita”. Que parece ser la consigna de la potencia
mediática. Pues bien, desgraciadamente, la mancha reaparece. Hoy, la prensa da
noticia de que, en los últimos dieciocho meses, 23 empleados de la firma France Télécom se han quitado la vida.
Según parece, las autoridades francesas han tomado cartas en el asunto. Hasta la presente unas dicen que si patatín y otras que si patatán. Y, por lo que se ve, una legión de investigadores sociales se disponen a darle vueltas a la cabeza para desvelar el quid de la cuestión. Y los departamentos de psicología de las universidades (que han tomado al asalto las trincheras de la sociología) afilan los lápices para volver a las andadas con la condición humana, la motivación en el trabajo y otras consideraciones con refritos de Elton Mayo y López Ibor. De ese comistrajo volverá a salir una ristra de banalidades viejas y nuevas, disfrazadas de noviembre para no infundir sospechas. O lo que es lo mismo: hablarán del abuso, dejando intacto el uso de cómo se gestiona la organización del trabajo. Porque …
… ¿habrá que insistir nuevamente que la madre del cordero está en la gestión autoritaria de la organización del trabajo, gobernada discrecionalmente por el management? ¿Tendremos que reiterar que el maestro Bruno Trentin ya dejó sabiamente escrito que ahí –en el uso de la organización del trabajo— está, con perdón, la madre de todas las batallas? Y sin embargo, la literatura (putativamente científica) más predominante es la que emana de los psicólogos, una cofradía muy celosa de su “corporation”. Por otra parte …
… mientras el sindicalismo confederal no sea un sujeto que se proponga la intervención contractual en todo el polinomio de la organización del trabajo –a la búsqueda de la humanización del trabajo— las condiciones en la empresa seguirán en las manos exclusivas del management. A las condiciones de trabajo se les dará una capa de pintura y a otra cosa, mariposa.
Intervenir en la organización del trabajo, no hay otro camino. La literatura de los sicólogos es, en todo caso, “de acompañamiento”. No es lo central. Dispensadme, pero estoy hasta la cruz de los pantalones de la preponderancia de sicólogos, loqueros y demás zascandiles que, lógicamente, son jaleados por los departamentos de recursos humanos. Así pues, abro el paraguas para soportar el chaparrón de los agremiados de ciertos colegios profesionales. Y –como Pereira, sostengo— que la primera y fundamental causa de lo que está ocurriendo en France Télécom está en que los vertiginosos cambios que se producen a diario están siendo gobernados de manera autoritaria a la búsqueda de la mayor acumulación capitalista que se haya dado en la historia. ¿Extremismo? No, lo dice un reformista, servidor de ustedes.
Según parece, las autoridades francesas han tomado cartas en el asunto. Hasta la presente unas dicen que si patatín y otras que si patatán. Y, por lo que se ve, una legión de investigadores sociales se disponen a darle vueltas a la cabeza para desvelar el quid de la cuestión. Y los departamentos de psicología de las universidades (que han tomado al asalto las trincheras de la sociología) afilan los lápices para volver a las andadas con la condición humana, la motivación en el trabajo y otras consideraciones con refritos de Elton Mayo y López Ibor. De ese comistrajo volverá a salir una ristra de banalidades viejas y nuevas, disfrazadas de noviembre para no infundir sospechas. O lo que es lo mismo: hablarán del abuso, dejando intacto el uso de cómo se gestiona la organización del trabajo. Porque …
… ¿habrá que insistir nuevamente que la madre del cordero está en la gestión autoritaria de la organización del trabajo, gobernada discrecionalmente por el management? ¿Tendremos que reiterar que el maestro Bruno Trentin ya dejó sabiamente escrito que ahí –en el uso de la organización del trabajo— está, con perdón, la madre de todas las batallas? Y sin embargo, la literatura (putativamente científica) más predominante es la que emana de los psicólogos, una cofradía muy celosa de su “corporation”. Por otra parte …
… mientras el sindicalismo confederal no sea un sujeto que se proponga la intervención contractual en todo el polinomio de la organización del trabajo –a la búsqueda de la humanización del trabajo— las condiciones en la empresa seguirán en las manos exclusivas del management. A las condiciones de trabajo se les dará una capa de pintura y a otra cosa, mariposa.
Intervenir en la organización del trabajo, no hay otro camino. La literatura de los sicólogos es, en todo caso, “de acompañamiento”. No es lo central. Dispensadme, pero estoy hasta la cruz de los pantalones de la preponderancia de sicólogos, loqueros y demás zascandiles que, lógicamente, son jaleados por los departamentos de recursos humanos. Así pues, abro el paraguas para soportar el chaparrón de los agremiados de ciertos colegios profesionales. Y –como Pereira, sostengo— que la primera y fundamental causa de lo que está ocurriendo en France Télécom está en que los vertiginosos cambios que se producen a diario están siendo gobernados de manera autoritaria a la búsqueda de la mayor acumulación capitalista que se haya dado en la historia. ¿Extremismo? No, lo dice un reformista, servidor de ustedes.