jueves, 22 de febrero de 2007

ALGO SOBRE LAS PALABRAS

jueves 22 de febrero de 2007

Ayer me dio una revotación mirando un concurso televisivo: un joven de unos veintitantos años perdió unos cuantos miles de euros porque no supo identificar que “orilla” es una parte del río. Justificándose después afirmó que toda la vida se había dicho “ribera”. Por lo que se ve el concursante nunca oyó (en ninguna de las dos versiones) el verso que dice: “¿No es verdad, ángel de amor / que en aquella apartada orilla...?” Ni tampoco, parece ser, que oyera cantar a su abuela el romance de Maria de las Mercedes (“no te vayas de Sevilla”), según la versión de doña Concha Piquer, cuando decía “mientras cantan en tono menor / por la orillita del Guadalquivir...” Que se jorobe el concursante.
Entonces fue, cuando sin estar debajo de un árbol, me puse a considerar: se pierden miles de palabras que son suplantadas por vocablos de chichinabo. Por ejemplo, retrete ha sido suplantado por lavabo cuando es evidente que vas a hacer de cuerpo, o sea: a cagar o mear.
Preocupante, cierto. Como lo es el deslizamiento de algunas palabras fuertes hacia lo inane.
Por ejemplo, la voz “solidaridad” vale ahora, según los chichinabos, para un cosido o un barrido. Pues solidaridad es utilizada en no pocas ocasiones como sinónimo de caridad u otras cosas que nada tienen que ver con lo uno y lo otro. Y de los deslizamientos se pasa a la neutralidad (véanse las aportaciones que el venerable “Anselmo Lorenzo” hace al respecto del sindicalismo neutro en este blog) de los conceptos. Veamos.
Hace unos tres años me quedé de piedra porque un “llamamiento conjunto” de nuestros dos grandes sindicatos convocaba al 1 de Mayo, o sea, al Uno de Mayo. Es evidente que el Día internacional de los trabajadores se celebra en esa fecha del almanaque: la del uno de mayo. Pero el concepto no va por ahí: va por el Primero de Mayo. Que no era una errata lo demuestra que, de manera repetida, se hablaba del Uno de Mayo. Curiosa esta transhumancia del Primero de Mayo al día uno de mayo...
Otro ejemplo: la expresión ‘diálogo social’ es utilizada de manera no infrecuente en substitución de ‘negociación’ o ‘concertación’ u otros más o menos similares. Como es perfectamente conocido el ‘diálogo social’ es la expresión que utiliza la Unión Europea, habida cuenta de la inexistencia (por ahora) de la negociación entre los --¡ay que se me escapa!-- de los agentes sociales: ¡se me escapó! Veamos, nada en contra tenemos con relación a ‘diálogo social’, incluso donde existe la negociación o concertación. No estamos hablando más que de la confusión terminológica de ambos conceptos que, aunque familiares, son parientes de tercer o cuarto grado.
Y nada digo de la utilización de la voz “infinitamente”, tal como la entiende (lo dijimos ayer) el consejero Zarrías, de la Junta de Andalucía: “Los andaluces han votado infinitamente a favor del sí al Estatuto de Autonomía”.
Los anteriores ejemplos podrían dar a entender que estamos ante una nueva versión de utraquismo lingüístico.
En resumidas cuentas, se olvida qué es la orilla del río y se acaba confundiendo la solidaridad con cualquier elemento gaseoso. Y, de ese modo, el uno de mayo aparece como el inicio del mes de las flores que infinitamente “relucen en los vergeles, orgullosos los claveles de la Vega de Motril”, como cantaba el genial vocalista, natural de Atarfe, Paquito Rodríguez. Así es que me alegré cuando el concursante perdió varios miles de euros (que en principio tenía asegurados) por desconocer la palabra orilla.
Postdata tosca. La segunda versión del Tenorio es, como aproximadamente sabemos, esta: “No es verdad, ángel de amor / que en aquella apartada orilla contemplé tus pantorrillas/ con la peor intención.