Todavía no nos habíamos repuesto de la muerte de nuestro Ángel Rozas cuando voces amigas nos informan de la muerte de Gabriel Márquez Tena, a quien todos le conocíamos con el sobrenombre afectuoso de Tito. Murió en su Barcelona sentidamente adoptiva él que había nacido en Alcolea, a la vera de Córdoba: justamente allí donde Serrano le propinó un descalabro a Novaliches.El apelativo de Tito le viene de cuando estábamos en la cárcel Modelo, en el verano de 1968. Yo hice correr a los compañeros que Gabriel Márquez era mi tío –mi tito en la cariñosa acepción andaluza—y, desde aquellos entonces, pasó de ser el tito a Tito, en mayúsculas. Una persona que quieren todas las generaciones de Comisiones Obreras de Catalunya, porque hizo kilómetros y kilómetros organizando aquel nuevo movimiento de trabajadores. Un hombre que, según Thomas Mann, tiene sobradas trazas para ser “de gran formato”.Nació en un buen año, 1931; murió en un mal día, el 18 de Julio pasado cuando la tarde languidecía y renacían la sombras. Hoy le hemos recordado en el tanatorio junto a su esposa, nuestra querida Georgina, Josep María Rodríguez Rovira, Javier Tébar y Bibiana Bigorra. Y hemos rememorado la importante contribución de nuestro Tito a la lucha antifranquista.Sín él, el periódico Lluita Obrera –el portavoz de Comisiones Obreras de Catalunya-- no hubiera salido en la clandestinidad en las magníficas condiciones tipográficas; Tito buscó el local donde imprimirlo, y Tito lo distribuía semanalmente por todos los rincones y estafetas de los más lejanos y cercanos puntos cardinales de Catalunya.Tito guardaba los dineros de la Coordinadora General de Comisiones Obreras de España en un pequeño zulo que hizo en su casa. Tito nos proporcionaba los locales donde debíamos reunirnos los grupos dirigentes de aquel movimiento sociopolítico. Tito era el gran artesano de la gran y pequeña intendencia para su funcionamiento.Ya en democracia fue el adjunto de todos los secretarios de organización hasta su jubilación. Tras cada reunión de los órganos dirigentes, Tito Márquez comunicaba pormenorizadamente a todas las estructuras territoriales los acuerdos tomados: una comunicación de ida y vuelta, “en caliente”. Le debemos, además, una teoría hecha práctica. Cuando la huelga de junio de 1985, Tito en cierta reunión planteó la necesidad de comprometer a los centros de trabajo con “compromisos previos” de cara a la acción colectiva. “Aivá lo que ha dicho este hombre”, dijimos. Aivá lo que nos dejó dicho para ayer, hoy y mañana. Pues sí, “los compromisos previos”, entendidos como la palabra dada por parte del colectivo de, tras razonas, decide ir a la huelga.Lo dejo para el final: sí, fue Tito quien habló con el maestro Tàpies para que donara un cuadro con la idea de que los tarjetones impresos del mismo sirvieran para recoger fondos de ayuda a la reconstrucción del Vietnam. Cierto, la misma personalidad, Tito, que nunca pensó que las cosas eran fáciles, por eso insistía en la organización, la organización, la organización. Vale. Desde Grecia: "En Rodas, y después de varios días sin poder conectarnos a Internet por caprichos del wi-fi, hemos entrado Carmen y yo en tu blog por tener esa información social puntual y precisa que no se encuentra en los diarios online. Así nos hemos enterado de la muerte de Tito Márquez. Estamos consternados, nos han venido a la mente un montón de recuerdos. Fue el archivo viviente de aquella primera CONC y un hombre incansable en el trabajo y cariñoso en el trato. Da por favor de nuestra parte un fuerte abrazo a Georgina. Y recíbelo tú también de, solidarios en la desolación, Carmen Martorell y Paco Rodríguez"