El Partido socialista francés está en la calle apoyando a los sindicatos: se niegan a la ampliación de la edad legal de jubilación. En España el gobierno plantea una serie de medidas aproximadamente clónicas a las que quiere imponer el presidente Sarkozy. Hasta donde yo me sé parece cierto que: 1) Francia y España están en la Unión Europea, 2) que los socialistas galos y los españoles forman parte del Partido Socialista Europeo.Por lo demás, estamos ante un choque de argumentos: las razones que expone el PSF para “estar en la calle” son muy parecidas a los argumentos de los sindicatos españoles y franceses; las letanías de Zapatero y Sarkozy se parecen tanto entre sí como Pili a Mili. Naturalmente este fuerte contraste entre ambos partidos, francés y español, puede tener mil explicaciones. Pero una cosa es clara: la izquierda europea mayoritaria es un conjunto de retales dispersos que no configuran un vestido como dios manda. Por lo demás, la explicación de que una cosa es estar en la oposición y otra en el gobierno no me parece suficientemente convincente. Habría que rebañar en esos platos para sacar más conclusiones. De momento insinuamos, distorsionando el refrán, “cada uno en su casa y dios en ninguna de ellas”.Por otra parte, que cada partido nacional de la izquierda mayoritaria haga de su capa un sayo es, también, parte de la explicación del deshilachamiento de Europa. Más todavía, así las cosas –esto es, que cada cual haga una cosa distinta (y hasta contradictoria) de la que hace el vecino-- explicaría, también parcialmente-- la dificultad (si no imposibilidad) de construir una salida a la crisis lo menos perjudicial para las capas populares. Por lo tanto, damas y caballeros de la izquierda mayoritaria, menos hablar de las vicisitudes de Europa y pónganse manos a la obra, a la buena obra.