Mirando hacia atrás sin ira habría que decir que el
Gobierno tripartito de Catalunya no sabía qué hacer con las multinacionales. Y
observando ahora las cosas con no menos preocupación podríamos añadir que el
Gobierno actual –de la derecha nacionalista— puede ser la prótesis de las
multinacionales. Nos estamos refiriendo, claro está, a los casos de Derbi, Yamaha y Alstom, la vieja y mítica Maquinista Terrestre y Marítima. Ésta intenta el despido de 400
trabajadores.
Lo primero que podemos decir, con los datos en la mano, es que –al menos en el caso de Alsthom-- estamos ante una evidente deslocalización tecnológica en un repliegue hacia Francia. No es un problema de costes laborales: éstos, en Santa Perpetua dela Moguda , son inferiores a los de dicha empresa en
Francia. Hacia una Francia que nunca dejó de practicar, de una u otra manera,
el colbertismo.
Por otra parte, es de cajón que se va consolidando la nefasta práctica de las multinacionales de incumplir sistemáticamente los compromisos adoptados con el sindicalismo. En el caso de Alstom –como anteriormente en Nissan y otras— los trabajadores se encuentran ante la ruptura unilateral de los compromisos industriales firmados en julio del año pasado.
Pues bien, frente a todo ello es sorprendente, de un lado, la escasa atención informativa de los medios al problema, y, de otro lado, la indiferencia del nacionalismo catalán ante los problemas de Derbi, Yamaha y Alstom. No es que sea una novedad, pero tanta reincidencia parece excesiva. Sus preocupaciones están en otra galaxia: el soberanismo. Sin entender que –al menos en esa lógica— la problemática de tales empresas es un torpedo a dicho soberanismo. Tampoco es novedad. Pero tanta contumacia pasa de castaño oscuro. Ya lo dijo aquel: ese patriotismo es el refugio de los sinvergüenzas. De algo más que sinvergüenzas.
Lo primero que podemos decir, con los datos en la mano, es que –al menos en el caso de Alsthom-- estamos ante una evidente deslocalización tecnológica en un repliegue hacia Francia. No es un problema de costes laborales: éstos, en Santa Perpetua de
Por otra parte, es de cajón que se va consolidando la nefasta práctica de las multinacionales de incumplir sistemáticamente los compromisos adoptados con el sindicalismo. En el caso de Alstom –como anteriormente en Nissan y otras— los trabajadores se encuentran ante la ruptura unilateral de los compromisos industriales firmados en julio del año pasado.
Pues bien, frente a todo ello es sorprendente, de un lado, la escasa atención informativa de los medios al problema, y, de otro lado, la indiferencia del nacionalismo catalán ante los problemas de Derbi, Yamaha y Alstom. No es que sea una novedad, pero tanta reincidencia parece excesiva. Sus preocupaciones están en otra galaxia: el soberanismo. Sin entender que –al menos en esa lógica— la problemática de tales empresas es un torpedo a dicho soberanismo. Tampoco es novedad. Pero tanta contumacia pasa de castaño oscuro. Ya lo dijo aquel: ese patriotismo es el refugio de los sinvergüenzas. De algo más que sinvergüenzas.