La manifestación del 14 de abril pasado en Barcelona contra los recortes de los servicios públicos fue, como todo el mundo intuía días antes, un acto muy importante. Los convocantes estuvieron a la altura de lo que se esperaba y no digamos el personal. Este blog se quita el sombrero, la gorra y la boina. Laus sindicato. Y, precisamente, porque fue la mar de bien parece conveniente proponer algunas reflexiones desde este tendido de sol como espectador comprometido.
Partimos de algo que nos enseña Pietro Barcellona: “El conflicto no es la forma del antagonismo en abstracto, sino el modo concreto en que se produce la sociabilidad del orden en que estamos insertos”. [Las cursivas son de mi cosecha]. Pues bien, digamos que en el modo concreto –además de la visibilidad plástica del conflicto desarrollado el jueves pasado— los profesionales de la Sanidad catalana se llevaron la palma. Lo que se dice no en demérito del resto de los asalariados del resto de los sectores afectados por la poda sino en alabanza a aquellos que, en toda esta historia, están siendo la punta de lanza de las movilizaciones. Por lo tanto, debe decirse claramente que: en estos días, la capacidad de movilización, organización y ejercicio del conflicto está en el sector sanitario. Lo es en cantidad como en visibilidad de la presión colectiva. Ello propone una pormenorización del análisis por parte de los convocantes en aras de generar una masiva adhesión de los asalariados de la enseñanza y la función pública a la visibilidad del conflicto tanto para el Primero de Mayo como para el 14 de mayo que están a la vuelta de la esquina. Las razones son obvias: no se puede dejar solos a los sanitarios en este combate y, sobre todo, porque la poda anunciada afecta con no menor intensidad al resto de los colectivos.
Las intenciones son claras. Se ha dicho de manera retadora por un miembro del gobierno catalán: “Si quiere estudiar Filología clásica, por placer, se lo tendrá que pagar usted. El Estado tiene que facilitar las cosas a quien quiera estudiar por razones de mercado”. [También ahora las cursivas son de mi cosecha] Lo que puede, y debe, leerse en Artur Mas contra Pericles. Un concepto tan contundentemente expresado por un dirigente político indica con claridad qué rumbo y qué gobernalle se intenta poner en marcha. De ahí la implicación generalizada de todos en esa disputa en defensa de un Estado de Bienestar renovado. Es, además, una movilización que no puede quedar circunscrita a Cataluña. No es mera especulación decir que si todavía en el resto de las comunidades autónomas sus mandantes no han abierto la boca es porque están las elecciones dentro de pocas semanas. Por lo tanto, el gotha político está, por el momento, disfrazado de lagarterana.
Apostilla. Nuestros mejores saludos al catedrático don José Carrillo y Menéndez que ha ganado en las elecciones a Rector en la Universidad Complutense de Madrid. Dichosa la rama que al tronco sale. Seguro que Santiago y Carmen lo celebraron juvenilmente. Y hasta es posible que ambos dijeran, en un arranque historicista, aquello de “Después de Berzosa, nuestro Pepe”. En mi casa lo hemos celebrado con un cava Laudeamos igitur (brut nature), de la Cooperativa Rosa Luxemburgo de Parapanda. Muy recomendado para las grandes solemnidades.
Radio Parapanda. LA COLECCIÓN DE ESTUDIOS JURÍDICOS DE LA EDITORIAL BOMARZO